He estado pensando mucho en como iniciar esta entrada pero descubrí que solo pensando no suceden las cosas, a veces se necesita un empujoncito y ese empujoncito llego a mi vida hoy.

Los últimos meses no han sido los mas fáciles tanto en un nivel personal como para la gran mayoría de la gente creo pero es que nunca en mis 23 años de vida me había sentido tan perdida, sin rumbo. Y si en algún momento de mi pasado creí estarlo oh Mar no es tu culpa, no tenías idea de lo que estaba por venir, por cambiar. Estar aquí es como cuando tienes una relación que por mas que quieras a la persona y quieras estar con ella, llevan ya tanto tiempo saliendo que a veces se dan cuenta de que ni se extrañan, no se dan el tiempo de echarse de menos ni de preguntarse que sería de ustedes sin ese otro ser y pues así me siento con respecto a esta ciudad.

No me mal entiendan, me gusta mucho este lugar y eventualmente siempre quisiera estar aquí pero las circunstancias son otras y yo también.

Creo que lo que este año o al menos estos meses me han enseñado es el arte de hacer las pases, así, en términos generales. Cosa que llevo intentando lograr desde que me di cuenta que estaba cansada de la vida que tenía.

Nunca había pensando en un plan de vida a largo plazo pues en algún momento tampoco pensé vivir más allá de cierta edad sin embargo ahora que hago un viaje hacia mis adentros recuerdo que siempre he sentido que hay algo mas, una razón mas grande del por que estamos aquí, y por mas cliché que suene, en esta etapa de mi vida quiero usar esa curiosidad, ese hambre de querer saber más, como mi motivación para intentar encontrarlo.

Intentar, fallar, caer, levantarse.